El día que Bolívar fue confundido con un “griego pederasto”

Simón Bolívar y Fanny du Villars, por Pedro Centeno Vallenilla
Las anécdotas del Libertador Simón Bolívar en el Diario de Bucaramanga de 1828, escrito por Luis Perú de Lacroix, abarcan desde lo más nimio hasta situaciones trascendentales en la historia de la Gran Colombia.

Dejamos una de las situaciones poco conocidas de la vida de Bolívar, contada por el mismo general, sobre su vida en Europa en la primera década de 1800:

“El paseo, después de la comida, Su Excelencia quiso hacerlo hoy a caballo: nos metió de nuevo conversación sobre su viaje a Europa. Dijo que el día de su llegada a París había querido en el mismo momento recorrer toda la ciudad; que había tomado un coche público, en el cual por descuido dejó su cartera, donde se hallaban las libranzas y cartas de crédito que llevaba, que habiendo advertido aquella pérdida fue al día siguiente a la policía, muy inquieto, a dar el aviso del acontecimiento, y que se admiró mucho de 24 horas después se le llamase a dicha oficina para hacerle entrega de su cartera, sin que le faltase un solo documento.

Nos habló después de Londres y de lo poco que le había gustado aquella gran capital en comparación con París: hizo la relación de una aventura singular que le había sucedido en una casa de mujeres públicas, con una de ellas de resulta de una equivocación que tuvo aquella sobre sus intenciones. Dijo que la doncella se puso furiosa, alborotando toda la casa, que él para calmarla le dio varios billetes de banco, y que ella los tiró en la chimenea, y que en fin salió él huyendo de la casa todo abochornado.

‘Pero ven ustedes, el célebre de la escena’, continuó Su Excelencia, ‘yo no hablaba inglés y la P… no decía una palabra en castellano: se imaginó o fingió de que yo era algún griego pederasto, y sobre esto empezó su escándalo que me hizo salir más aprisa de lo que había entrado’.

Todos los cuentos del Libertador son muy graciosos, porque los refiere con arte y con una elocuencia seductiva y agradable: a veces son muy alegres, no carecen de aquella sal que despierta la atención, hace nacer el interés y satisface la curiosidad; pero nada que sea un poco libre cuenta, sino sólo cuando se halla con personas de su confianza”.

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