El Panteón de los Héroes, por Arturo Michelena |
No obstante, con el paso del tiempo, las dudas se cernieron entre las autoridades… ¿era una república el sistema de gobierno perfecto para Colombia? ¿Por qué no intentar con la monarquía, recordando la paz que se respiraba antes de la Independencia?
El general Daniel Florencio O’Leary, en sus Memorias Sueltas, escribió sobre el proyecto de monarquía que tuvo en vilo a Colombia entre 1828 y 1829. ¿Quiénes estaban detrás de él? ¿Quiénes lo rechazaron?
Daniel Florencio O'Leary, por Tovar y Tovar |
Proyecto de Coronación
“Al llegar a la capital me enteré de que el gobierno estaba meditando seriamente en un plan para establecer la monarquía. Algunos de los ministros me hablaron de sus proyectos. Decían que todas las personas razonables pensaban que las instituciones republicanas no eran de ninguna manera adaptables al país, que el intento de asesinar al General Bolívar había chocado a todo el mundo, y que un cambio radical era indispensable. Me dijeron que no tenían la intención de consultar al General Bolívar hasta que los asuntos estuvieran en un estado más avanzado, porque ellos temían que él desaprobaría el plan. Tenían la intención de solicitar la aprobación de los gabinetes francés y británico. Un príncipe bávaro fue considerado como el más elegible, por no estar estrechamente aliado a ninguna de las principales potestades de Europa, aunque el heredero de la Casa de Orleáns habría sido preferible en función de su riqueza. Páez había sido consultado, y aunque no se opuso abiertamente al proyecto, recomendó que a él lo dejaran de lado por el momento. Briceño y Soublette, los dos se opusieron firmemente, prediciendo que esa sería la causa de una revolución en Venezuela, donde los enemigos del General Bolívar se aprovecharían de ella como un pretexto. El General Montilla era también de la opinión de que no era el momento para ejecutar un proyecto de tal magnitud. Cierta fatalidad se cernía sobre sus confidentes. Los ministros se mantenían sordos a las reconvenciones que les hacían sus amigos, y temerariamente persistían en su empresa.
José Antonio Páez, por Tito Salas |
Nunca se tuvo en mientes que el General Bolívar fuese coronado, pero tampoco que sus servicios fuesen recompensados relegándolo al olvido. La intención era elegirlo magistrado supremo ad vitam, con el título popular de Libertador. Después de su muerte debía sucederlo el príncipe extranjero.
Constituye todavía un problema si la idea de la monarquía se originó en Bogotá o fue una importación. El General Urdaneta, quien fue el más ferviente defensor del proyecto, me aseguró que el señor Castillo fue quien primero lo propuso, ‘atemorizado’, dijo, ‘por el recuerdo del 25 de septiembre’. Por el mes de mayo (yo llegué a Bogotá el 25 de abril) hubo una reunión en casa de Castillo para tomar en consideración las medidas más adecuadas para establecer un gobierno vigoroso. Asistieron algunas de las principales personalidades de Bogotá. El señor Gerónimo Mendoza, entre otros, habló de la monarquía como el único camino de salvación. Restrepo, Ministro del Interior, era de la misma opinión. El agente francés, quien había llegado en abril, se interesó, como es natural, en la cuestión del día; pero debo decir que todas las veces que se dirigió a mí sobre el asunto, me dijo que él no pensaba que el país estuviera maduro para un cambio como el que estaban meditando; Soublette me escribió varias cartas pidiéndome que disuadiera a los miembros del gobierno. En un tiempo la idea fue abandonada a instancias de Páez.
Rafael Urdaneta, por Tito Salas |
Debo agregar aquí que entre aquellos a quienes favorecía el proyecto había muchos que eran formalmente opuestos políticamente al gobierno. Los Montoyas y Arrublas, amigos decididos de Santander, tomaron parte activa en popularizar la idea. Ellos escribieron en términos cálidos sobre el asunto a sus amigos de Antioquia. Siempre pensé que ellos actuaban así para deshacerse del General Bolívar. Sin embargo, ellos siempre han sido vistos como aristócratas”.
Estado de la opinión en Bogotá el 25 de septiembre de 1829
José María Córdova |
“En agosto y septiembre se hizo muy poca mención de la monarquía. Las elecciones habían sido favorables al gobierno en todas partes del país. Ninguna fuerza había sido empleada para obtener este resultado. La gente estaba cansada de los disturbios y deseaba establecer un gobierno capaz de impedir que se repitieran. Entre tanto, Páez había escrito que él estaba dispuesto a sostener cualquier forma de gobierno que el General Bolívar deseara –incluso la monarquía. A esto fue inducido por Peña y otros que deseaban la separación de Venezuela. Ellos sabían muy bien que la única manera de destruir la reputación del General Bolívar era haciendo que el pueblo creyera que él deseaba coronarse. La insurrección de Córdova tuvo lugar en septiembre. Las noticias llegaron a Bogotá en la noche del 25 –aniversario del intento de asesinato del General Bolívar-. Ya fuera que el recuerdo de aquel atentado hubiera hecho tan profunda impresión en la mente de la gente y ello los inducía a permanecer en sus casas, o, como creían algunos, que se había tramado una conspiración para deponer el gobierno esa noche y que las noticias habían atemorizado a los habitantes, no lo sé; pero yendo a las 6 y media de la tarde a caminar en el altozano, me sorprendió la soledad de la ciudad. No me encontré con nadie conocido y en realidad vi muy poca gente en las calles, aunque la tarde era hermosa. A las 8 pm llegó un oficial con las noticias de lo ocurrido en Río Negro y en Medellín. Las tropas fueron puestas en estado de alerta y la más completa tranquilidad reinó en la ciudad sus servicios al gobierno. Menciono esto porque en un período subsiguiente algunos de quienes más vilipendiaban (en 1829) el carácter de Córdova, eran los más activos en su elogio”.
La insurrección de Córdova anima a Páez
“La insurrección de Córdova animó a las facciones de Venezuela. Páez dejó de ser la persona vacilante que había sido hasta entonces. Desde el momento cuando llegaron a Caracas las noticias, el 28 de octubre, los enemigos del General Bolívar rodearon a Páez, exageraron las noticias que habían llegado, y lo presionaron para que no perdiera tiempo en iniciar la revolución en Venezuela. El asunto de la monarquía fue revivido y las cartas de Urdaneta fueron exhibidas públicamente. Urdaneta, quien había sido engañado todo el tiempo por Páez, o más buen por quienes lo dirigían, continuó su correspondencia con él”.
Bolívar desaprueba los planes del Consejo
Simón Bolívar, por Gil de Castro |
“Tan pronto como fue sofocada la insurrección de Córdova, el gobierno, ignorante de las intrigas que ocurrían en Venezuela, retornó a sus proyectos originales con renovado empeño. Bresson y Campbell, agentes francés y británico, fueron oficialmente notificados de los cambios proyectados en la forma de gobierno (a Bresson ya le habían hablado en mayo) y el Duque de Montebello fue enviado a París (vía Londres) con comunicaciones para su gobierno. Para abreviar, el Foreign Office (como lo anunciaba Urdaneta en una carta a Páez) ‘estaba comprometido’. Ahora era oportuno informar al General Bolívar sobre lo que había tenido lugar, y el Secretario de Relaciones Exteriores le escribió sobre la materia. Desde Popayán, el General Bolívar respondió protestando en duros términos contra la transacción. Mitigó sus protestas en una carta privada al General Urdaneta, alegando que estaba entonces en una atmósfera muy liberal. La protesta causó profunda sensación en Bogotá. Los Ministros presentaron sus renuncias y el Consejo respondió al General Bolívar, diciéndole que ellos actuaron de acuerdo con sus instrucciones. Parece que el General Bolívar había ordenado al Consejo solicitar la protección de algunas potencias europeas, porque él consideraba que el país no podía mantenerse como una nación sin algún apoyo. A esto era a lo que aludía el Consejo”.
En otro capítulo, O’Leary recuerda la posición de Sucre a favor de la monarquía
Antonio José de Sucre, por Francisco Borges Salas |
“Sucre era un hombre muy vanidoso, pero tenía razones para serlo. Era superior a la mayor parte de los hombres públicos que conocí en América. En sus principios era liberal, pero no republicano. Las últimas palabras que él me dijo a mí fueron: ‘Dígale al Libertador que concentre todas las tropas de que pueda disponer y que no permita que nadie le imponga nada. Dígale que ahora es el momento de salvar el país y que si él piensa que la forma monárquica es la que requiere Colombia, que lo diga y que no le faltarán hombres para que lo apoyen’.
Cuando se decidió la batalla de Tarquí en nuestro favor, el General Sucre me propuso proclamar a Flores ‘Príncipe de Tarquí’. Él pensaba dictar un decreto a tal fin, como recompensa a los servicios de Flores. ‘Es lo mismo que el título de Gran Mariscal de Ayacucho que el Perú me dio a mí, y sería un buen modo de sondear los sentimientos del pueblo’. Tales fueron sus argumentos, pero yo lo disuadí de su propósito”.
Justo viendo la serie de Bolivar, encontre esta info sobre Urdaneta y su propuesta de la monarquia, poco se hablo esto. Muy bueno!
ResponderEliminarDiego, justo me pasó lo mismo ahora que la estoy terminando...en eso de cazar errores históricos en la serie, que ciertamente es buena, pero tiene sus "pelones" o elementos de "telenovela" latinoamericana.
EliminarCésar Muziotti, por cierto
EliminarEsas crónicas sólo comprueban que la mentalidad de todos esos "militares" era el "quítate tú pa'ponerme yó". Toda esa bazofia libertaria no fue más que una leyenda negra echa a la medida. Deslindarse política e institucionalmente de forma cruel, traicionera y asesina de la mayor monarquía e imperio que ha gobernado el orbe para crear una monarquía parapeto made in américa, después que desangraron a Venezuela, vieron que no terminaba de parirles sus proyectos sesudos insuflados bajo los vapores de la ilustración francesa y la cizaña inglesa. Una tragicomedia que todavía 200 años después se siguen pagando sus consecuencias.
ResponderEliminarTremendo historiador aún después de 200 años existen detractores de la historia .
ResponderEliminar