Simón Bolívar veía a Antonio José de Sucre como su sucesor al frente de la Gran Colombia. Los enemigos del Libertador, para evitar tal futuro, terminaron con la vida del Gran Mariscal de Ayacucho el 4 de junio de 1830.
Bolívar moriría el 17 de diciembre de ese año, tras apartarse del poder.
En 1828, Bolívar emitió una opinión entre amigos sobre Sucre, recogida por Luis Perú de Lacroix en su Diario de Bucaramanga:
“Vuelto a su casa, Su Excelencia habló de nuevo del General Sucre y nos hizo el retrato siguiente del Presidente de Bolivia: ‘Sucre, continuó SE, es caballero en todo: es la cabeza mejor organizada de Colombia. Es metódico y capaz de las más altas concepciones. Es el mejor General de la República y su primer hombre de Estado. Sus principios son excelentes y fijos; su moralidad es ejemplar y tiene el alma grande y fuerte. Sabe persuadir y conducir a los hombres; los sabe juzgar, y si en política no es un defecto el juzgarlos peores de lo que son en realidad, el General Sucre tiene el de manifestar demasiado el juicio desfavorable que hace de ellos.
Otro defecto del General Sucre es el de querer mostrarse demasiado sencillo, demasiado popular y no saber ocultar bien que realmente no lo es. Pero ¡cuán ligeras sombras sobre tantos méritos y virtudes! Casi no aparecen y para percibirlas se requiere un ojo bien observador. A todo esto añadiré que el Gran Mariscal de Ayacucho es el valiente de los valientes, el leal de los leales, el amigo de las leyes y no del despotismo, el partidario del orden, el enemigo de la anarquía y finalmente, un verdadero liberal”.
Bolívar moriría el 17 de diciembre de ese año, tras apartarse del poder.
En 1828, Bolívar emitió una opinión entre amigos sobre Sucre, recogida por Luis Perú de Lacroix en su Diario de Bucaramanga:
“Vuelto a su casa, Su Excelencia habló de nuevo del General Sucre y nos hizo el retrato siguiente del Presidente de Bolivia: ‘Sucre, continuó SE, es caballero en todo: es la cabeza mejor organizada de Colombia. Es metódico y capaz de las más altas concepciones. Es el mejor General de la República y su primer hombre de Estado. Sus principios son excelentes y fijos; su moralidad es ejemplar y tiene el alma grande y fuerte. Sabe persuadir y conducir a los hombres; los sabe juzgar, y si en política no es un defecto el juzgarlos peores de lo que son en realidad, el General Sucre tiene el de manifestar demasiado el juicio desfavorable que hace de ellos.
Otro defecto del General Sucre es el de querer mostrarse demasiado sencillo, demasiado popular y no saber ocultar bien que realmente no lo es. Pero ¡cuán ligeras sombras sobre tantos méritos y virtudes! Casi no aparecen y para percibirlas se requiere un ojo bien observador. A todo esto añadiré que el Gran Mariscal de Ayacucho es el valiente de los valientes, el leal de los leales, el amigo de las leyes y no del despotismo, el partidario del orden, el enemigo de la anarquía y finalmente, un verdadero liberal”.
Comentarios
Publicar un comentario