Batalla de Bomboná. |
24 de diciembre de 1822, San Juan de Pasto, capital de Popayán. Las tropas del batallón Rifles entran en la ciudad, luego de varias jornadas de lucha contra los habitantes de la zona. Los feroces pastusos resistieron contra las tropas patriotas. Cayeron, finalmente.
¡Vae victis!
La denominada Navidad Negra de Pasto es
aquella de diciembre de 1822: el Rifles, con el permiso de Simón Bolívar y
Antonio José de Sucre, saqueó, violó y mató durante tres días. Era una
represalia tras la feroz resistencia pastusa.
Más de 400 personas, entre ellas mujeres,
niños y ancianos, fueron víctimas de la tropa. Tristemente era lo usual en la
guerra desde tiempos inmemoriales: la fortaleza que resistía era luego
castigada de esta forma.
Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander en el camino a Boyacá. |
Pasto inicialmente había sido entregada por
los líderes españoles a los patriotas luego de los combates de Bomboná y
Pichincha. Pero el pueblo pastuso, realista, siempre se resistió a quedar en
manos de Simón Bolívar. Escribía el Libertador a Santander en 1822:
"Estos hombres son los más tenaces,
más obstinados, y lo peor es que su país es una cadena de precipicios donde no
se puede dar un paso sin derrocarse. Cada posición es un castillo inexpugnable,
y la voluntad del pueblo está contra nosotros, (tanto) que habiéndoles leído
públicamente aquí mi terrible intimación, exclamaban que pasaran sobre sus
cadáveres; que los españoles los vendían y que preferían morir a ceder".
Aunque Pasto cayó el 24 de diciembre de
1822, volvería a levantarse en meses posteriores. Bolívar decidió, incluso, la expulsión
de la mayoría de sus pobladores, entregando el pueblo a otros ciudadanos.
Los reclutas pastusos enviados a combatir a
Perú preferían lanzarse por los precipicios antes que ir a servir bajo las
órdenes del Libertador.
Simón Bolívar. |
Escribió Bolívar a Santander en enero de
1823: "El famoso Pasto, que suponíamos tan abundante de medios, no tenía
nada que valiera un comino; ya está aniquilado sin mucho empeño". Se
equivocaba el Libertador: luego vendrían más levantamientos.
En 1825 escribía Bolívar: “Los pastusos
deben ser aniquilados, y sus mujeres e hijos transportados a otra parte, dando
aquel país una colonia militar. De otro modo, Colombia se acordará de los
pastusos cuando haya el menor alboroto o embarazo, aún cuando sea de aquí a
cien años, porque jamás se olvidarán de nuestros estragos, aunque demasiados
merecidos".
Solo con la llegada de José María Obando en
1826 Pasto se pacificó, luego de años de represalias de Bolívar, Sucre, Salom y
Flores. Obando se erigió en caudillo de la región: luego estaría implicado en
el asesinato de Sucre en 1830. Los pastusos lo verían como una justa venganza.
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