Simón Bolívar y el alcohol

 

El Libertador y el alcohol.
El Libertador y el alcohol.


¿Tomaba alcohol el Libertador Simón Bolívar? Poco, pero lo hacía. Incluso lideró una batalla bajo los efectos del vino, como lo contó a Luis Perú de Lacroix en el Diario de Bucaramanga.

El combate de Ibarra (17 de julio de 1823, contra los realistas de Pasto) fue referido por Bolívar: "Mi primer proyecto no fue atacar de frente al enemigo en la fuerte posición que ocupaba; pero habiéndome puesto a almorzar con las pocas y malas provisiones que tenía entonces y con la botella de vino de Madera que quedaba en mis cantinas y que mi Mayordomo llevó a la mesa sin mi orden, mudé de resolución.

El vino era bueno y espirituoso; su fuerza, así como las varias copitas que bebí me alegraron y entusiasmaron a tal punto que al momento concebí el proyecto de batir y desalojar al enemigo: lo que antes me había parecido casi imposible y muy peligroso se me presentaba ahora fácil y sin peligro.

Empezó el combate; dirigía yo mismo los varios movimientos y se ganó la acción. Antes de almorzar estaba de muy mal humor, pero la divina botella de Madera me alegró y me hizo ganar una victoria; pero confieso que fue la primera vez que tal cosa me sucediera".

Luego que Perú de Lacroix refiere una anécdota sobre el coronel Benkendorf en la batalla de Collin, el Libertador reflexiona sobre cómo presentar combate, si antes o después de comer.

"No hay duda de que el vino ha hecho ganar varias acciones, pero también habrá hecho perder algunas; sin embargo, es preferible batirse después de haber yantado que en ayunas, y aunque el verdadero valor no necesita otro estímulo que el honor, el cuerpo y el espíritu están mejor dispuestos cuando el estómago se encuentra fortalecido".

Atentos a lo contado por un oficial inglés que escribió las Memorias de tres años de servicio durante la Guerra de exterminio en las Repúblicas de Venezuela y Colombia, publicadas en Londres en 1828.

"Bolívar no era inclinado a beber en exceso. Sus costumbres a este respecto son usualmente sobrias porque, según se cree, se da cuenta del efecto alarmante que tal excitación le produce.

Ha habido casos en que le hizo delirar durante días enteros, y sus facultades sufren gravemente después de estos actos de indiscreción". 

Perú de Lacroix en el referido Diario de Bucaramanga habla sobre las costumbres de Bolívar en la mesa para 1828, dos años antes de morir. 

"Nunca hace uso de aguardiente u otros licores fuertes. En el almuerzo no toma vino ni tampoco se pone en su mesa dicha bebida, a menos de un caso extraordinario. En la comida toma dos o tres copitas de vino tinto de Burdeos, sin agua, o de Madera, y una o dos de champaña".

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