Mapa de la Provincia de Maracaibo. |
El padre del regionalismo zuliano es el
abogado José Domingo Rus, aunque los zulianos desconocen esto. Incluso hay un
municipio en la entidad que lleva su nombre, aunque sea una evocación anónima y
amnésica que el mismo padre de la idea, un alcalde socialcristiano de hace años
atrás, no haya tenido la menor idea de lo que hizo Rus a comienzos del siglo
XIX en defensa de los intereses de la región zuliana de ese entonces. Rus es
una especie de íncubo, una evocación demoníaca que hay que evitar a toda costa
porque remueve recuerdos incómodos para nuestra colectividad empeñada en
revivir mitos heroicos que suplanten una historia secreta de conciliábulos
monárquicos que riñen con el ideal republicano de los ganadores de la
Independencia.
José Domingo Rus (1768-1835), funcionario y
burócrata, es el testigo más fehaciente de una Maracaibo que abrazó el partido
monárquico en los muy convulsos años de la Independencia (1810-1823). Aunque lo
más relevante de su actuación política fue como diputado en las Cortes de Cádiz
en representación de la provincia de Maracaibo y su empeño en que su terruño
obtuviera una primacía mayor que Caracas y Bogotá. Entre 1810 y 1814 las Cortes
de Cádiz fueron un escenario surrealista porque por primera vez se propuso una
Constitución Liberal (1812) para regir sobre una patria invadida, la española,
ocupada por Napoleón Bonaparte desde el año 1808 y con unos territorios
americanos completamente subvertidos por el vacío de poder creado.
Eso de que América abandonó a España es
completamente falso, por el contrario, fue España la que se desatendió de la
América toda dejando a sus muy leales súbditos en una orfandad temerosa.
Francia e Inglaterra intentaron llenar ese vacío sólo que los venezolanos
españoles prefirieron la ruta independentista, pero sin sospechar que para
llegar a ella la violencia los iba a consumir en un holocausto que la épica de
la “Venezuela Heroica” se encargó de encubrir.
De repente, los españoles de Europa, cuando
se quedaron arrinconados en Cádiz y se percataron que los americanos se
decidían por una vida política nacional aparte de la hispánica, concedieron
que: “la Nación española es la reunión de los españoles de ambos hemisferios”.
Este buen gesto llegó demasiado tarde. Por lo general no se legisla con la mirada
puesta en un bien común intemporal y desinteresado sino aquel que dictan las
circunstancias alineadas a los intereses de los que mandan. La historia es la
historia del poder y normalmente ese poder es obtuso e irracional. España sin
gobierno efectivo e invadida toda se negó en 1810, luego del 19 de abril, a la
mediación inglesa y optó por un bloqueo sobre las costas de Venezuela sin
contar con los indispensables barcos de guerra para ello.
Las Cortes de Cádiz legislaron sobre
realidades aéreas desde el año 1810 hasta 1814. Y luego de la reacción
absolutista que permitió el regreso de Fernando VII todas sus resoluciones
fueron derogadas. Lo importante de todo este proceso es que representó la
irrupción del pensamiento político/ideológico liberal con sus distintas
manifestaciones. Así tenemos a un José Domingo Rus oponiéndose a la Inquisición,
aunque fiel a los preceptos de una España absolutista.
José Domingo Rus |
José Domingo Rus fue el vocero de las
elites de Maracaibo: de sus políticos, propietarios, comerciantes, eclesiásticos
y abogados que encontraron la oportunidad en el año 1810 de convertir a la
Provincia de Maracaibo en la Capitanía General de toda Venezuela al margen de
Caracas. Esta es la razón del porqué Maracaibo no secundó a Caracas ni el 19 de
abril de 1810 y mucho menos el 5 de julio de 1811 y se mantuvo leal a la
Regencia. He aquí el tenor de los planteamientos de Rus: “De aquí se sigue, que
restituir a Maracaibo al goce y posesión del Capitán General, que obtuvo hasta
casi la mitad del siglo XVII, no es más que cumplir con las leyes de
restitución al despojado, y ejecutar estas en un día en que, si cabe, obran
poderosamente de la mayor fuerza y utilidad de la Nación, pues ya es preciso
confesar que Maracaibo ni por un momento debe depender de Caracas, cuyas determinaciones
y recursos negados parece se habían propuesto dar en tierra con su agricultura,
comercio y defensa y no es bien ya se deje de conocer la mejora en que debe
empeñarse cada provincia, cuando por la Constitución política de la Monarquía
española, que acaba de sancionarse, todas tienen un interés igual para ocurrir
a sus ramos y salir del abatimiento en que las habían tenido los siglos de
hierro o las depravaciones de aquello que con títulos de capitales, como
Caracas, todo se lo sorbían y nada concedían a las pobres subalternas, a
quienes miraban con desprecio, porque nunca consultaron sino su propio interés
y el brillo de sus poseedores”.
28 de enero de 1821, Día de la Zulianidad: un espejo roto, por Ángel Lombardi Boscán
Se pueden bosquejar las propuestas
pro-autonomistas y de hasta una completa independencia con relación a las
autoridades de Bogotá y Caracas que hizo José Domingo Rus en dos de sus obras:
“Maracaibo representado en todos sus ramos” y “Agere Pro-Patria”. Su mayor
insistencia fue la de crear en Maracaibo un colegio y obispado junto a su
planteamiento central: el que Maracaibo asumiera la Capitanía General de
Venezuela y con ello primaría sobre el occidente del país.
Aunque Maracaibo tenía a su vez territorios
vasallos, como lo fueron Mérida y Trujillo, que tampoco estuvieron contentos
con estar en la cola de la fila y luego del 19 de abril de 1810 se plegaron en
una alianza con Caracas que les permitió romper con los amos del Lago de
Maracaibo. Toda esta reconfiguración de alianzas entre ciudades y provincias
entre los años 1810 y 1814 es un capítulo olvidado de nuestra Independencia
porque se nos ha hecho creer que sólo había dos bandos: venezolanos pro
libertad enfrentados a españoles pro tiranía y esto es todo un infundio.
Los afanes de José Domingo Rus como
diputado zuliano en las Cortes de Cádiz estuvieron siempre alineados al
propósito de Fernando Miyares, Gobernador de Maracaibo y Capitán General de
Venezuela luego del descabezamiento de Vicente de Emparan, de asumir el
liderazgo de la contrarrevolución realista sobre los republicanos en Venezuela.
Solo que Miyares fue un jefe sin tropas ni dinero y todo quedó en amenazas y
declaratorias que nunca se pudieron concretar. Incluso, el canario Monteverde
no sólo derrotó a Francisco de Miranda y la Primera República en 1812 sino que
desconoció la autoridad de Miyares sobre Venezuela como jefe principal de la
causa realista. Desde entonces Maracaibo quedaría relegada como un teatro de
operaciones marginal y poco relevante hasta las postrimerías del conflicto.
Maracaibo, 1821: Así ocurrió la Independencia de la provincia
Maracaibo vivió una Independencia sui generis ya que su geografía le aisló de la desolación de la guerra, aunque ella misma sufrió sus propias penurias con la anulación de su comercio con el mundo exterior. Una de las grandes conquistas reivindicativas que obtuvo José Domingo Rus fue el decreto de 21 de marzo de 1813 otorgado por el gobierno español de conceder a Maracaibo la distinción de “muy noble y leal” debido a la “fidelidad y patriotismo” de sus habitantes. Algo que aún hoy, y con buen criterio de sus proponentes, se mantiene reflejado en el escudo de la ciudad y que hoy se pretende borrar de un plumazo.
Relámpago del Catatumbo |
Esta actuación de José Domingo Rus en las
Cortes de Cádiz ha sido estudiada por Fredérique langue y Zuliamar Maldonado
con una acuciosidad que nos permite reivindicar su figura como una especie de
eslabón perdido entre unas pulsiones paradójicas y desconcertantes entre el
“discurso de la fidelidad” y los arrebatos independentistas, que incluso,
también se manifestaron en Maracaibo como destellos intermitentes, pero sin
poder cuajar hasta el final de la guerra en 1823.
La propuesta de Rus de pretender una nación
zuliana o maracaibera a razón de su pasado autónomo forjado en los tres siglos
coloniales terminó en un amago bien intencionado sin continuidad en el tiempo.
La Independencia decretó a su término a unos ganadores y perdedores y entre
estos últimos se ubicaron los zulianos. Desde entonces Caracas abatió unas
relaciones federales que son la raíz primigenia de una Venezuela con muchas
naciones y que reivindican su pasado como el epicentro de una nacionalidad
pactada.
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