Dos británicos opinan sobre Rafael Urdaneta: entre la injuria y la admiración

Rafael Urdaneta en el Sitio de Valencia. Tito Salas
Dos británicos dejaron escritas sus opiniones sobre el general Rafael Urdaneta.

El primero, en 1819, fue George Chesterton: frases duras, ofensivas e injuriosas, típicas entre los legionarios que llegaron a Venezuela en los primeros tiempos y terminaron decepcionados. 

El segundo, en 1825, fue el viajero Charles Stuart Cochrane, que publicó un diario de sus viajes por la Gran Colombia: palabras de respeto y admiración por Urdaneta, entonces presidente del Senado.

Las transcribimos a continuación:

Memorias de George Chesterton, 1819 


“El General Urdaneta, al mando de las fuerzas de tierra, escogido, téngase en cuenta, por el propio Bolívar, era de estatura diminutiva, afeminado y esclavo de la indolencia. Era un hombre tan inerte y al parecer tan incapaz que no hubiera sido posible confiar una causa a un caudillo más incompetente. Era inútil buscar en él un rasgo que lo redimiera: ni la más remota aptitud para el mando cabía discernir en él. Miserable sensualista, iba a campaña con dos queridas, y se pasaba el día de la mañana a la noche tumbado en su hamaca, esclavo de sus mujeres y sus cigarros”.

Diario de la residencia y viajes en Colombia, de Charles Stuart Cochrane, 1825


“Visité luego al General Urdaneta, Presidente del Senado: de hermosa figura, agradable y culto: de los oficiales que he visto en este país, es el que más se asemeja a un oficial europeo. Ha perdido la salud por las fatigas del servicio, lo que le ha impedido ocupar con regularidad su puesto de Senador; pero cuando la salud se lo ha permitido, lo ha desempeñado con gran éxito y talento. Es muy simpático para el público y tiene bastantes probabilidades de ser algún día elegido Presidente”. 

Rafael Urdaneta. 


“Está casado con una dama muy bella, de la familia París, una de las primeras de la ciudad. Nunca había visto yo atenciones más llenas de bondad y de afecto para un marido inválido que las hechas por esta señora al suyo. Fue educada en una buena escuela, bajo la vigilancia de su abuela, la Señora París, una anciana muy venerable, a quien luego fui a visitar. Estaba rodeada por sus hijos y nietos colocados en orden alrededor del cuarto: era una escena digna de los tiempos patriarcales. Toda la familia es hermosa, pero especialmente dos de los hijos; por su belleza y mejillas rosadas podrían rivalizar con nuestros niños del norte de Inglaterra”.

“El General Urdaneta y su señora son generalmente calificados con el título de elegantes; ellos figurarían muy ventajosamente en nuestro mundo social. Él es un hombre particularmente buen mozo, de una figura fina, bien educado y de las maneras más cultas. En el fondo, por lo que al vestido se refiere, es como cualquiera de nuestros dandis de Hyde Park. Su señora es muy bella, viva, agradable y luciría ventajosamente en cualquier salón de baile; es además de ello una excelente esposa”.

Comentarios

  1. En una ocasion el tal Chesterton era lugarteniente de Urdaneta, parece que no le gustaba el jefe a este britanico, no le entendi eso de afeminado con dos mujeres todo el tiempo...

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