La gripe del año 1918, por Monseñor Gustavo Ocando Yamarte y Juan Besson

Publicidad de Bayer en @diariopanorama, 1919
Presentamos el texto de Monseñor Gustavo Ocando Yamarte en su Historia del Zulia sobre la Gripe española que asoló al mundo en 1918. En la región zuliana murieron más de 2 mil personas.

También colocamos páginas del diario PANORAMA de la época, en la que se destacaba la lucha contra la epidemia.


Con motivo de la guerra, los pueblos europeos quedaron inermes en materia sanitaria y se desataron varias epidemias. Una de las más incontrolables fue la conocida “gripe española”. Esta enfermedad llegó al puerto de La Guaira en una goleta que atracó en Maracaibo en octubre de 1918. En ella venían dos contagios del terrible mal. 



Los efectos del virus en todo el Estado fueron gravísimos. Baste decir que el 60% de la población se contagió. Si se toma en cuenta la precaria situación de los servicios médicos y farmacológicos en esa época se puede colegir la incontrolabilidad del flagelo. Murieron más de dos mil personas.

Los médicos no daban abasto. Decía el pueblo que la mejor medicina era el aceite de tártago.

Junto al pueblo zuliano estuvo de manera heroica Arturo Celestino Álvarez, segundo obispo del Zulia. Visitaba durante el día y la noche a los enfermos, colaboraba con dádivas en efectivo, con medicinas, con ropa, y hasta llegó a abrir su casa para los enfermos. De toda esa tragedia, Monseñor Álvarez fue la figura que quedó grabada en la conciencia agradecida del Zulia. Después de muchos años se repasaban sus acciones de caridad y solidaridad para con los más desafortunados.


El historiador Juan Besson, en su Historia del estado Zulia, dedica un párrafo a la epidemia




El 22 de octubre de 1918 llegó al Puerto de Maracaibo una goleta procedente de la Guaira donde venían dos enfermos de grippe (sic) española. De allí se propagó la terrible enfermedad que azotaba al mundo, viéndose atacada un 60% de la población, y propagándose a todo el Estado, muriendo más de 2.000 personas a causa de ella. Ya para abril había desaparecido.

Juan Besson también dejó su semblanza sobre Monseñor Arturo Celestino Álvarez

Monseñor Arturo Celestino Álvarez fue el sacerdote escogido para Segundo Obispo del Zulia. Venía de Calabozo, y el pueblo zuliano lo acogió con gran alborozo, con los brazos abiertos y el corazón a flor de labio. Sabía de su gran desprendimiento, de su humildad, de su raigambre apostólica y de todas sus altas virtudes, y le amó desde el momento de su llegada bajo el palio sagrado, impartiendo sus bendiciones. Después supo quererlo más y tenerlo siempre en perpetuo grato recuerdo. 

Imagen de Arturo Celestino Álvarez, de la Historia del Zulia de Juan Besson


Su caridad inagotable la probó con creces durante la terrible epidemia de la gripe española, visitando hasta la última choza y llevando a enfermos y sanos, sin temor al contagio, todos los recursos que a él confió la Junta de Socorros. 

El día en que se ausentó a desempeñar su Diócesis de Calabozo, fueron muchas las lágrimas que se derramaron en el Zulia. "Monseñor Bienvenida", como lo llamó "La Información", recordando a su hermano el Obispo descrito por Víctor Hugo en su inmortal obra "Los Miserables", sigue viviendo en el corazón de todos los zulianos. 

Publicación del @diariopanorama


Había llegado a Maracaibo el 13 de noviembre de 1910 y dejó de ejercer su alto cargo el 7 de septiembre de 1919. La Santa Sede había resuelto su traslación para el Obispado de Calabozo y él inclinó la cabeza y con especial obediencia salió para su Diócesis que a la vez era su lugar natal. Desde allá se despidió del pueblo del Zulia por medio de una Pastoral muy sentida, el 1° de abril del mismo año. Quedó encargado del gobierno de la Diócesis del Zulia el Pbro. doctor Felipe S. Jiménez.  

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